Cuadro de Juan Guedon (guedon@net)
el cante jondo no encanta,
sino cala fuerte en el hondo de uno mismo,
y no sólo eso,
es más que eso,
es uno,
ya que se hace uno,
hueso, cuerpo, sangre,
rojo y sombras
en el fondo de un tablao,
entre brazos y piernas
y la garganta del camarón.
I.R.